El segundo intento de asesinato contra el ex presidente Donald Trump tuvo lugar el 15 de septiembre de 2024, cuando se encontraba jugando golf en su club de West Palm Beach, Florida. El sospechoso, Ryan Wesley Routh, fue arrestado tras ser descubierto por agentes del Servicio Secreto, oculto en unos arbustos con un rifle AK-47 equipado con una mira telescópica, a unos 400-500 metros de Trump. Aunque no logró disparar, el incidente ha generado gran preocupación por la seguridad del ex mandatario, quien ya había sobrevivido a otro intento de asesinato en julio del mismo año, durante un mitin en Pensilvania.
El Servicio Secreto y el FBI están llevando a cabo investigaciones conjuntas para aclarar el motivo detrás de este intento. Routh, quien tiene un historial criminal, había expresado opiniones negativas sobre Trump en el pasado, aunque inicialmente lo había apoyado. Tras el ataque, Trump emitió un comunicado donde afirmó estar ileso y culpó a la «retórica incendiaria» de sus oponentes políticos, particularmente al presidente Joe Biden y la vicepresidenta Kamala Harris, por incitar la violencia en su contra. Este incidente ha abierto un debate sobre la necesidad de reforzar la seguridad de Trump y otros líderes políticos.
El sospechoso enfrenta cargos federales por posesión de armas, y las autoridades están revisando sus dispositivos electrónicos para comprender mejor sus intenciones. Afortunadamente, gracias a la rápida intervención del Servicio Secreto, Trump salió ileso y el incidente no escaló a mayores consecuencias.